¿Qué papel tiene la Comisión Europea en el ámbito de la cultura?
Cada Estado miembro de la UE es responsable de su propia política cultural. La función de la Comisión Europea es contribuir a hacer frente a los retos comunes, como el impacto de las tecnologías digitales, los cambios en los modelos de gobernanza cultural y la necesidad de estimular el potencial innovador de los sectores cultural y creativo.
El programa Europa Creativa es la principal fuente de financiación europea para el sector de la cultura. Este programa apoya las actividades estratégicas emprendidas mediante planes de trabajo y el método abierto de coordinación (MAC) con grupos de trabajo.
El Plan de trabajo 2015-2018 se centró en la cultura accesible e integradora, el patrimonio cultural, los sectores cultural y creativo, la promoción de la diversidad cultural, la cultura en las relaciones exteriores de la UE y la movilidad.
La Nueva Agenda Europea para la Cultura (2019-2022) establece cinco prioridades fundamentales para la cooperación europea en este campo: sostenibilidad del patrimonio cultural, cohesión y bienestar, ecosistema de apoyo a los artistas, los profesionales de sectores culturales y creativos y al contenido europeo, igualdad de género y relaciones culturales internacionales.
En 2020 se ha decidido incluir como plan de trabajo la dimensión cultural del desarrollo sostenible, como compromiso con la ejecución de la Agenda 2030 ya que la promoción del desarrollo sostenible es una medida fundamental para el futuro de la Unión Europea en la Agenda Estratégica para 2019-2024.
La cultura, en tanto que sistema de significados compartidos en el seno de una comunidad, incide en el modo en que dicha comunidad evalúa las medidas de desarrollo sostenible y es un motor del desarrollo sostenible que puede mediar entre los distintos intereses medioambientales, sociales y económicos. Los principales objetivos de la política cultural europea están en consonancia con varios objetivos de desarrollo sostenible y, por lo tanto, las políticas y medidas culturales contribuyen de manera significativa a la consecución de dichos objetivos. Dicha contribución aún no se ha reconocido, evaluado ni aprovechado plenamente; por ello, las políticas y medidas culturales deben emplearse sistemáticamente para complementar las medidas ya existentes en pro de la sostenibilidad, a fin de mejorar la eficiencia de las estrategias de desarrollo sostenible tanto a escala nacional como en toda la UE.